El tejido existe en Bussières desde la Edad Media, cuando el cáñamo y el lino se tejían para hacer ropa. Después de la revuelta de los canuts en 1831, los contratistas de Lyon se dirigieron al campo en busca de mano de obra. Así llega la seda a Bussières y a las Montagnes du Matin, donde ya hay un saber hacer innegable.

A día de hoy, continuamos en Bussières y la región para fabricar seda, visillos, tapizados y tejidos técnicos de alta gama.

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Para salvaguardar este patrimonio, los tejedores tuvieron la idea de crear un museo. Este proyecto, de difícil puesta en marcha, vio la luz en 1977. Al principio, los tejedores presentaban sus colecciones al público en un antiguo taller alquilado por el municipio. La colección consistió entonces en un oficio de recortadora, un telar manual, una bobinadora circular y una trasplantadora Verdol Drawings. En ese momento, el museo solo estaba abierto el segundo domingo del mes.

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